He encontrado en internet esta
entrevista de La diaria, un periódico uruguayo a dos personalidades
importantísimas de la lengua española, Ignacio Bosque, y Brenda Laca. He decidido
tomar prestados los párrafos más significativos en mi opinión, pero cualquiera
puede acceder a todo el texto con un click, por supuesto.
(Ignacio Bosque)... Mi campo de trabajo es la gramática del español,
creo que es esencial que el profesor conozca el sistema gramatical y luego
adapte ese conocimiento a los niveles adecuados, de acuerdo a las edades y a la
formación de sus estudiantes. Hay que tener en cuenta que la lengua es una
parte esencial de nosotros mismos, no algo que está afuera; los estudiantes
creen que la lengua es como el Código de Derecho Mercantil, algo que está ahí
afuera y no tiene nada que ver con ellos. Se suele enseñar una gramática
rutinaria, un etiquetado mecánico y circunstancial; siempre surge la pregunta de
por qué los estudiantes la detestan, y la respuesta es sencilla: porque no
tiene nada que ver con ellos. El cambio fundamental que hace falta en la
docencia de la gramática es que los docentes permitan esa noción de la lengua
como un patrimonio individual y colectivo, pero sobre todo individual, que les
pertenece a los estudiantes, y uno intenta que conozcan mejor una parte de
ellos mismos.
(Brenda Laca): ... Algo
que me sorprende siempre, a partir de observar otras comunidades lingüísticas,
es la unidad increíble que ha mantenido el español a lo largo de los siglos. Es
cierto que hay diferencias; Ignacio, estarás de acuerdo conmigo en que lo
fundamental es la estructura de la gramática: aunque haya diferencias de
vocabulario, de pronunciación y todo lo demás, esa estructura se ha mantenido
increíblemente semejante, pese a la enorme expansión del español. En cuanto a
la enseñanza, estoy de acuerdo en que cuando la gramática se enseña de forma
escolástica, rutinaria, o sin que la persona que está enseñando entienda qué es
lo que está enseñando, por qué lo está enseñando, se vuelve una tortura para el
alumno; pero se puede enseñar gramática de otra manera, que estimule. Coincido
en que enseñar gramática es apropiarse del idioma, de algo que es propio de
cada uno, y además tiene un efecto formador del razonamiento: la gramática bien
enseñada puede ser tan útil en este sentido como la matemática o la lógica. Por
otra parte, es una manera de formar ciudadanos, gente que no acepte que le den
cualquier cosa con argumentos vacíos; claro, es así siempre y cuando se enseñe
de una manera adecuada.
(Ignacio Bosque): Educar
es enseñar a crecer personal e intelectualmente, pero también ayudar a
argumentar, a formar la capacidad crítica; un estudiante debe ser capaz de
darse cuenta de que le están dando un argumento de autoridad, debe ser capaz de
reaccionar ante eso. La capacidad crítica de los ciudadanos se educa, no va de
suyo. La gramática es la arquitectura
del pensamiento, es el sistema que nos permite dar forma a lo que pensamos y
sentimos. No obstante, los estudiantes no lo ven así, y ellos no tienen la
culpa: alguien les ha transmitido la idea de que es un etiquetado mecánico que
hay que hacer porque es una actividad curricular; es terrible, pero realmente
es así. La educación es lo más importante de cualquier sociedad; yo no sé si
los políticos están realmente convencidos de eso. La gramática es una pequeña
parte, pero hay que educar en valores cívicos, hay que enseñar la capacidad
crítica, a no aceptar todo lo que nos digan, hay que enseñar a argumentar y
contraargumentar, a dar discursos articulados y formular encadenamientos
coherentes. Todo eso es parte de la educación.
-Usted
sostenía que hay que transmitirles a los estudiantes que la lengua les
pertenece, que es parte de ellos; a eso subyace una postura teórica…
(Ignacio Bosque): -Un
docente de español no tiene que ser especialista en lingüística teórica en
absoluto, ni siquiera en teoría gramatical. Lo que sí es necesario es que
conozca la gramática en todo su detalle. Creo que en buena medida la gramática
tradicional proporciona instrumentos bastante útiles, bastante afinados y
detallados, para analizar la lengua y presentarla en clase de manera
suficientemente profunda y articulada. Distingo gramática tradicional de
gramática escolar: con “gramática tradicional” me refiero a la de los buenos
gramáticos tradicionales, como Andrés Bello; la gramática escolar es la de los
libros de texto, esa gramática simplificada que se presenta en las aulas como
si fuera la gramática tradicional, aunque no es así. En este curso estoy usando
básicamente instrumentos de la gramática tradicional, por supuesto que con
cierta versatilidad, combinándolos. Intento sacar el máximo rendimiento posible
de esas herramientas clásicas.
(Ignacio Bosque) :… Creo
que en lo que tú planteabas ha tenido incidencia el intento por acabar con la
gramática y sustituirla por otra cosa, que suele ser el discurso, la
pragmática. Pensemos en una disciplina como la arquitectura: existe el urbanismo,
que consiste en una relación entre las piezas que componen la ciudad; tiene que
haber edificios, parques y plazas, pero también hay que saber cómo se construye
una casa, porque si uno la construye mal se hunde. En ese caso nadie confunde:
el urbanismo es necesario pero no niega ni suple los elementos básicos de la
arquitectura; entonces, ¿por qué no sería igual en este caso? Por supuesto que
existen el discurso y la pragmática, pero eso no impide que uno tenga que saber
lo que es una pasiva refleja. Esa comparación con la arquitectura lo hace
evidente: tiene que haber estudios de pragmática y de análisis del discurso, y
los hay muy buenos, pero eso no anula la gramática y la estructura de lo
simple. Lo simple es anterior a lo complejo en cualquier disciplina.